miércoles, 11 de diciembre de 2013

Carreteras secundarias

Siempre que termino un libro que me ha gustado pienso: este libro tiene que leerlo mi madre.

Mi madre no es una gran lectora, no al menos, en el modo tradicional; se inició en la lectura bien avanzada la edad adulta y carece de formación teórica, pero tiene lo único que –a mi modo de ver- es necesario para poder apreciar la buena literatura: sentido común y criterio.

Por eso pensé en ella cuando leí Carreteras Secundarias (1996), del escritor maño Ignacio Martínez de Pisón, a quien ya conocía por El día de mañana (2011) y que me había dejado muy buen recuerdo.

Carreteras Secundarias es una novela iniciática, que cuenta la peripecia vital de Felipe, adolescente confundido y abúlico, en la España del tardofranquismo. La voz de un Felipe adulto evoca en primera persona su existencia errante -a bordo de un Citröen Tiburón- a lo largo de la geografía española junto a su padre, antiguo señorito de provincias caído en desgracia que intenta escapar a su nueva condición de donnadie, pasando de negocio en negocio, todos igual de absurdos y provisionales, e igual de condenados al fracaso.

Si tuviera que explicar porqué me ha gustado el libro, hablaría sin duda de la maestría y naturalidad con la que Martínez de Pisón refleja la evolución psicológica de Felipe, que pasa de despreciar profundamente a su padre y a todo lo que él representa, a terminar identificándose con él: “Era como si mi padre hubiera ido dejando por el camino grandes trozos de sí mismo y como si yo los hubiera recogido e incorporado a mi vida y forma de ser”[1], dice el propio Felipe. Por supuesto, también hablaría de los memorables secundarios y de las grandes dosis de ironía y humor –en todas sus tonalidades-  sobre las que se construye la novela.

Después de leer el libro me he enterado de que fue llevado al cine en 1997, con notable éxito de crítica y público (todo lo exitosa, claro está, que puede ser una película española entre el público español). La protagonizaban Antonio Resines, Maribel Verdú y Fernando Ramallo.

De momento me resisto a verla. La historia de Martínez de Pisón me ha dejado demasiado buen sabor de boca.




[1] Carreteras Secundarias, Ignacio Martínez de Pisón, Ed. Seix Barral. Barcelona. 2011, pág. 274.