martes, 9 de abril de 2013

Crónica desde la periferia laboral

Dicen que es mejor llegar a tiempo que rondar cien años. Eso es lo que le ha pasado a Javier López Menacho con su libro Yo, precario, una oportunísima  (que no oportunista) crónica sobre la precariedad laboral que Los libros del lince (haciendo honor a su nombre), ha tenido la vista de publicar.

Llama la atención que cuando aún no ha transcurrido un mes desde que viese la luz, el libro de un escritor novel vaya ya por su segunda edición y que los principales medios de ámbito nacional se hayan hecho eco de él.

Javier López Menacho durante su entrevista en el programa "Hoy por hoy" de Cadena SER
Al césar lo que es del césar. En elcuentodeatras no nos gustaría que el “ruido” mediático provocado por su faceta de denuncia de la cuasi indigencia laboral a la que los jóvenes de este país se ven abocados, eclipsara el excelente trabajo literario que es también Yo, precario. Por eso en esta reseña hemos intentado centrarnos en los aspectos más literarios del libro, convencidos de que, como cualquier otro en su situación, el autor también preferirá ser valorado por ellos.

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Título: Yo, precario

Autor: Javier López Menacho


ISBN: 978-84-15070-29-0

Págs.: 171

Una chocolatina gigante avanza por el hall del centro comercial. Su paso es torpe y sus pies descomunales. Frente a él, un niño de 5 años lo observa estupefacto: todavía no sabe si reír o llorar. La mascota lo saluda con su enorme mano de cuatro dedos y le ofrece una barrita de chocolate. El niño la coge y sale corriendo.

La chocolatina es Javier López Menacho (Jeréz de la Frontera, 1982), aunque podría ser cualquiera de los jóvenes, que rondan la treintena en este país, sobradamente formados y que malviven con “trabajos” como los que el escritor jerezano describe en Yo, precario.

A través de una serie de crónicas, plagadas de sagaz ironía, el autor nos relata sus vicisitudes como mascota para una conocida marca de chocolatinas, como promotor para una conocida marca de telefonía o como speaker para una conocida marca de coches. De este modo, le acompañamos en su periplo por el mundo de la precariedad ocupacional, la periferia de la periferia de un mercado laboral herencia de la cultura del pelotazo, de la cultura del ladrillo y de tantas otras culturas incultas.

Medio crónica, medio reportaje, medio novela -pero siempre literatura- la mirada de Javier López Menacho es franca, directa y agridulce, capaz de sorprenderse –y tal vez sea aquí donde radique su encanto- del modo en que lo haría un niño la primera vez que presencia una injusticia. Pero lejos de ser pueril, esa mirada nos enfrenta a la imagen de una realidad laboral tan severa que, a pesar de no haber sido deformada lo más mínimo, nos resulta igualmente grotesca, en lo que bien podría ser el esperpento en su versión 2.0.

Javier López Menacho
 (Foto Ana Pornoy)
Heredero del periodismo gonzo, Yo, precario nos retrata una sociedad donde jóvenes como su protagonista -a los que se hizo creer que una sólida formación les garantizaría una lugar en el sol del mercado laboral- se ven condenados a contemplar el mundo desde fuera, con la nariz pegada al escaparate de los privilegios, reservados solo a unos pocos, a una nueva especie, la de los superhombres que tienen trabajo, unos tipos polifacéticos y formados, a años luz de evolución[i]. Pero sin duda se trata de un espejismo- y eso el autor también lo sabe- porque la línea que separa a estos superhombres del Precario es en la actualidad tan fina que se diría invisible, y pasmosa la facilidad con la que se puede pasar del primer al segundo estadio.
Una profunda reflexión sobre dónde están los límites de la moral de nuestra sociedad en materia laboral.


[i] cita extraída del libro, pág.85.

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